Antes de
empezar a escribir este informe tengo que aclarar que uno de los únicos
programas de TV que sigo religiosamente como si fuese una serie o una novela es
Filmoteca, Temas de Cine, el ciclo de películas que conducen desde hace
unos cuantos años por la TV Pública Fernando Martín Peña y Fabio Manes de lunes
a jueves cerca de la medianoche.
Justamente
esta semana están dedicándosela a parte de la filmografía de Brian De Palma, y
en el día de ayer, justamente, dieron su primer (y hasta hace unos años
extraviada) película, Murder à la mod (1968); así que la oportunidad me
vino muy bien para poder escribir.
Ahora sí,
aclarada la “fuente de inspiración”, pasamos al film en sí.
La cosa
comienza con una sesión fotográfica para el casting de una película, desfilan
varias “modelos” frente a un
director/fotógrafo que les exige quitarse lentamente la ropa, las ata,
juguetean con un cuchillo falso, y repiten un diálogo armado precisamente sobre
un director que somete a su novia a un trabajo “no santo” por dinero... hasta
que aparece Karen (Margo Norton) y en el medio de la prueba, en el jugueteo con
el cuchillo se asoma una mano y la apuñala cayendo muerta. De ahí, nos
retrotraemos a la historia de Karen, de novia con el director, Christopher
(Jared Martin), un amateur que no está contento con el resultado de su trabajo
(y se siente algo avergonzado). El tema es que Chris quiere divorciarse de su
esposa, por lo que Karen pareciera querer ayudarle como sea, y planea el robo
de unas joyas... además de algún otro trabajo extraño frente a las cámaras
(como el que le exije su novio).
Por otro
lado tenemos a Otto (el inefable Willian Finley – que además compone la banda
sonora – ), un actor algo psicótico, el que hace la “bromita” con el cuchillo
falso, y que deambula por el set, y por la vida de aren y Chris.
Todo esto
irá conjugando un grupo de personajes como para ir adivinando ¿quién puede ser
el asesino de Karen?
El
argumento de la película es ese... o más o menos, porque la película es bien
extraña. Todos los ingredientes de la primer etapa de la filmografía de Brian
De Palma (digamos hasta que entró con las grandes productoras) estan presentes.
Si bien la trama pareciera una de intriga básica, no esperen una adptación de
un cuento de Ágatha Christie, Murder à lo mod, para que quede claro,
tiene más de “mod” que de “murder”.
Ya desde el
comienzo, con la sesión fotográfica, la cosa es puramente artística, con una
fotografía Blanco y Negro sublime, unas tomas indescriptibles, como poniéndonos
en el ojo del director cuasi acosador, haciéndonos sentir voyeuristas. Y lo que
sigue después va más o menos por el mismo lado, diálogos deliberadamente
increíbles, situaciones que parecen sacadas de una fábula, y mucho, mucho
contenido artístico.
Murder... podría ser fácilmente comparada con
Pepping Tom (1960), pero la ópera prima de De Palma va más allá con la
cuestión artística y una mirada aguda sobre la vida de jóvenes actores/artistas
que intentan triunfar en el mundo del cine, o sea el off Hollywood (más o menos
en el mismo sentido que Hollywood Boulevard, la película reseñada la
semana anterior).
Como dije,
Brian De Palma se luce con un gran trabajo detrás de cámaras y con escasez de
recursos extrema. Cada plano, cada toma, cada escena parece estar medido y
calculado para que salga así como salió, como si nada hubiese sido dejado
librado al azar; y aún así se logra mucha naturalidad en los hechos.
La misma
naturalidad logra en las interpretaciones, tanto Norton, como Martin, y sobre
todo Finley parecen estar actuando en un grupo de amigos, como con cierta
complicidad, casi como si estuviesen improvisando, y sin embargo todo sale
perfecto, medido, calculado.
Otro gran
aporte es su banda sonora, desde la secuencia de títulos con una canción del
propio Finley, y ya durante toda la película, escuchamos canciones estridentes
propias de la década del ’60, pero que calzan muy bien para hacer lo que podría
ser un retrato generacional (muy logrado también desde la estética y el
vestuario).
Murder à
la mod estuvo
desaparecida hasta mediados de 2006, cuando se encontró una única copia y fue
editada en DVD; pero aún así es bastante difícil de conseguir fuera de EE.UU.
Es por eso, que es todo un logro que los muchachos de Filmoteca la hayan
conseguido y la pongan al aire en medio de una semana plagada de excelentes
películas... bah, en definitiva al común que nos tiene acostumbrado ese gran
ciclo.
La ópera
prima de Brian De Palma es un muy buen botón de muestra de un director que supo
ser de los más personales que salió del país del norte; todo lo mejor que supo
dar está presente en esta película... por lo menos lo mejor que supo dar hasta
que cayó en las garras de un Hollywood que lo llevó a hacer películas como Misión
a Marte (2000)... esperemos que un día vuelva a sus fuentes.
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