Una de las
experiencias más agradables que puede darnos el cine es la de cruzarnos con un
film por el que no dábamos ni un centavo de expectativa y descubrir que
estábamos equivocados, terminar disfrutando de un momento por lo menos
entretenido, ameno. Eso es lo que me pasó con A Dúo (Duets, 2000),
la película con gran trascendencia musical del día de hoy.
Como me
gusta hacer siempre, voy a contar un poco de experiencia personal (a los que
les interesa pasen al párrafo que sigue). Esta película siempre la veía en el
videoclub pero, aunque me despertaba cierta curiosidad, nunca me decidí a
alquilarla por miedo a que sea un fiasco. Por suerte los amigos de Telecentro
siempre dan una mano extraña para esas cosas; ya conté anteriormente que tenían
un canal propio en el que pasaban un sinfín de cine bizarro; bueno, con el
comienzo del nuevo siglo y la competencia de DirectTV, los muchachos no
quisieron achicarse y pusieron durante un buen tiempo sus propios canales de
Pay Per View, Moviehouse... el asunto es que durante aproximadamente mes y
medio se olvidaron de codificarlo, y así pude ver películas como esta una y
otra vez en el mismo día durante un tiempo largo. Si, la anécdota es muy
pedorra, pero me gusta compartir esas cosas.
Sigamos, A
dúo se mete de lleno en el mundo de las competencias en bares de karaoke;
esos lugares en donde cantantes aficionados (o público en general, bah) se
suben a un improvisado escenario e interpretan versiones de grandes hits para
la alegría del público visitante. Yo fui un par de veces a esos lugares y tengo
que reconocer que son muy divertidos, es una muy buena forma de desinhibirse,
no importa si se desafina, si se canta horrible, si nos olvidamos la letra o la
cantamos fuera de tempo, todo es puro entretenimiento.
El asunto
es que en EE.UU. el karaoke es tomado muy en serio, y se organizan competencias
regionales y hasta nacionales, con cantantes que ya están a un paso de
abandonar el amateurismo por así decirlo, es un verdadero espectáculo; y de eso
nos habla la película.
A modo de una road movie coral, este film
dirigido por Bruce Paltrow plantea una competencia en Omaha con un premio en
efectivo no muy cuantioso pero sí necesario para muchos de los participantes.
Ricky
(¡¡¡Huey Lewis!!!) es
un experimentado en el tema de cantar en bares, ahora se dirige a la
competencia, pero en el camino se entera de la muerte de un viejo amigo y
decide ir a su funeral en Las Vegas, una vez allí se encontrará con su hija Liv
(Gwyneth “mi papá me dirige” Paltrow) y para estrechar lazos decidirán unir
camino en la competencia.
Por otro
lado un taxista (Scott Speedman) lleva en su vehículo a Suzi (Maria Bello) una
chica exuberante y extrovertida pero que sufre de pánico escénico por lo que va
a necesitar ayuda.
También
tenemos a Todd (Paul Giamatti), un viajante de comercio con una vida puramente
apagada, no tiene un punto de estadía, su familia no lo aprecia, y encima de
halla perdido por todo el país; está lejos de conformarse con lo que la vida
tiene para ofrecerle. De casualidad termina en un bar de karaoke y es ahí donde
descubre su verdadera vocación y sentido de vida; claro que también se cruzará
con Reggie (André Braugher) un preso que se fugó recientemente y se encuentra
huyendo. Obviamente lo dos terminaran ayudándose; esta es para mi la mejor
historia.
Estas tres
son las historia principales, pero hay varios concursantes y casi todos tienen
algo para contar; hasta hay una participación de Angie Dickinson.
Esta
película fue filmada por Bruce Paltrow poco tiempo antes de su muerte y fue
casi una excusa para poder trabajar aunque sea solo una vez con su hija, y en
un proyecto en el que se vieran comprometidos, ya que ambos eran aficionados en
el tema del canto.
En un
principio, Gwyneth iba a interpretar el rol de Suzy y Brad Pitt iba a ser
Billy, el taxista, pero previo al rodaje la pareja llegó a su fin y las cosas
terminaron como se ve en pantalla.
También
podría decirse que esta película sirvió para dar a conocer a la hija de Blythe
Danner como interprete musical (después participó en otros proyectos musicales
como un rol recurrente en la serie Glee), y para ser sinceros pese a que
su voz es por demás frágil, no vocaliza mal.
Huey Lewis
paraciera interpretarse a sí mismo, pero igualmente es grandioso verlo en
escena y por lejos (y obviamente) es quien mejor canta. Pero el que se lleva
todo los aplausos es Paul Giamatti, su papel de hombre apagado, perdido, que
encuentra su vocación en el canto aficionado es puramente natural; puede que no
cante hermosamente, pero se defiende, y además el karaoke se trata precisamente
de eso.
La película
tuvo mayoritariamente críticas negativas, y puede ser que no sea un gran film,
pero sí es uno muy ameno y hasta personal, introspectivo, cosa que es muy
difícil ver en Hollywood; y Paltrow padre lo logró con escasez de elementos. La
sensación al terminar el film, más allá de terminar tarareando las canciones,
es la de tener una sonrisa feliz, de agrado, no es una comedia de carcajadas
pero sí un film muy grato.
En cuanto a
la banda sonora, la canción más conocida y que sirvió como corte de difusión es
Cruisin, un dueto entre Lewis y Paltrow; pero además tenemos Feeling
Alright del propio Huey; Try a Little Tenderness interpretada por
Giamatti y Arnold McCuller, y una versión de Sweet Dreams (Are made of this)
cantada por Maria Bello (que está un poco mejor que en Coyote Ugly). En
total el soundtrack contiene 12 canciones, todos “clásicos” estadounidenses
reversionados especialmente, y la sensación al escucharlo es bastante similar
al que logra la película.
Bueno, acá van algunas canciones:
Cruisin
Feeling Alright
Try a Little Tenderness:
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